15.8.12

Que la trompeta del Juicio Final suene cuando quiera; yo, con este libro, me presentaré ante el Juez Supremo y le diré resueltamente: 

“He aquí lo que hice, lo que pensé y lo que fui. Con igual franqueza dije lo bueno y lo 
malo. Nada malo me callé ni me atribuí nada bueno; si me ha sucedido emplear algún adorno insignificante, lo hice sólo para llenar un vacío de mi memoria. Pude haber supuesto cierto lo que pudo haberlo sido, mas nunca lo que sabía que era falso.
Me he mostrado 
como fui, despreciable y vil, o bueno, generoso y sublime cuando lo he sido. He descubierto mi alma tal como Tú la has visto, ¡oh Ser Supremo! Reúne en torno mío la innumerable multitud de mis semejantes para que escuchen mis confesiones, lamenten mis flaquezas, se avergüencen de mis miserias.
Que cada cual luego descubra su corazón a los 
pies de tu trono con la misma sinceridad; y después que alguno se atreva a decir en tu presencia: “Yo fui mejor que ese hombre.” 

Confesiones, 1719.
Jean Jacques Rousseau

No comments: